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"Asumir retos está en el ADN de la vida de un investigador" - Entrevista a María Lois
En el contexto del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, entrevistamos a la directora del CRAG, L. María Lois.
El 15 de diciembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. El objetivo de este día es reconocer el papel clave que desempeñan las mujeres en la ciencia y la tecnología, comprender la situación actual de desigualdad en el ámbito científico y mostrar modelos femeninos en estas áreas para futuras carreras profesionales;
Y hablando de ciencia, modelos a seguir y conmemoraciones, hoy tenemos la suerte de contar con María Lois entre nosotros. Doctora en Bioquímica por la Universidad de Barcelona, continuó su investigación en varios centros punteros de Estados Unidos y desde enero de 2022 compagina su labor como investigadora en el CSIC con la dirección del lugar donde nos encontramos, el CRAG (Centro de Investigación en Agrigenómica), convirtiéndose en una de las pocas mujeres al frente de un Centro de Excelencia Severo Ochoa en España.
Hola María y gracias por compartir un poco de tu tiempo con nosotros. He mencionado las conmemoraciones porque, si no lo he apuntado mal, el 1 de febrero cumpliste 2 años como directora del CRAG. Enhorabuena en primer lugar, y en segundo lugar, ¿qué balance harías? ¿Han sido estos años como usted esperaba?
En primer lugar, muchas gracias por darme esta oportunidad de compartir un poco de mi historia. Estos dos años han sido muy intensos, pero también me han proporcionado un importante crecimiento profesional que no habría tenido si no me hubiera embarcado en esta aventura.
¿Cuáles han sido los mayores retos y satisfacciones de este puesto?
Los mayores retos son la gran carga de trabajo asociada a este puesto. Teniendo en cuenta que las personas que asumen este papel suelen venir de una trayectoria profesional en la investigación científica, donde se hace algo de gestión, pero no a este nivel, no de una institución con más de 200 personas y con presupuestos bastante más elevados.
Realmente, asumir retos para los que no se tiene experiencia previa está en el ADN de la vida de un investigador. Pasas de ser estudiante a trabajar en un proyecto de tesis, luego a un puesto de investigación posdoctoral y después a dirigir un grupo, y todo este proceso es totalmente autodidacta.
La mayor satisfacción es poder ser embajador de las actividades que se llevan a cabo en el centro y recibir reconocimiento internacional;
Cabe destacar que, además de las funciones de director, continúa con su equipo de investigación. ¿Cómo es este equilibrio?
Es muy complicado porque la gestión implica mucha responsabilidad y tener que supervisar aspectos muy variados. En el CRAG no había mucho apoyo a la gestión, algo que vamos a corregir este año para poder dedicar un poco más de tiempo a la investigación. Esto es fundamental porque, al final, somos investigadores y esto es un centro de investigación; el director tiene que poder seguir con su línea de investigación porque es parte de la esencia del centro.
En su día a día, ¿trabaja más como científico o como director? ¿Con qué papel se identifica más y se siente más cómodo?
Me identifico más con el papel de investigador porque, desde que terminé la carrera, me he pasado toda la vida investigando; ésa es mi identidad principal.
¿Qué cualidades diría que hacen a un buen líder?
Creo que un líder o alguien en un puesto directivo debe tener primero una visión del proyecto. Luego, debe ser capaz de comunicarla y conseguir que el equipo -y no me refiero sólo al equipo de investigadores, sino a todo el equipo humano que conforma el CRAG- se una detrás de esa visión. Y para eso hacen falta dotes de comunicación, que no son triviales. También hay que saber escuchar, negociar, ser asertivo y, en definitiva, tomar decisiones y asumir responsabilidades.
Aunque no debería ser digno de mención, desgraciadamente lo es; en el CRAG, todos los puestos directivos están ocupados por mujeres. ¿Es un hecho deliberado o casual? ¿Cambia algo en la dinámica de trabajo en comparación con otros equipos con los que ha trabajado?
En el CRAG siempre ha habido una fuerte tradición de incorporación de investigadoras al proyecto. Las pioneras fueron Montserrat Vallés y Dolores Ludevid, investigadoras de renombre. Quizá contar con la figura de estas investigadoras facilitó que las mujeres se presentaran. No obstante, los criterios siempre se basaron en la excelencia, nunca en el género.
¿Cambios en la dinámica? No, diría que no, porque siempre he estado rodeado de mujeres y hombres. Así que no puedo decirle cómo sería un equipo directivo compuesto sólo por hombres.
Según un estudio de la UNESCO, en España sólo el 30% de las mujeres deciden matricularse en carreras científicas y, a partir de la etapa postdoctoral, los hombres ocupan los puestos más altos en la carrera investigadora. De hecho, en España, 3 de cada 4 catedráticos son hombres. Como buen conocedor del mundo científico y postdoctoral, ¿confirma esta tendencia?
Son datos; no hay nada que confirmar, están ahí. ¿Por qué se matriculan menos mujeres? Creo que depende de los campos; en Ingeniería, siempre se ha identificado que son carreras dominadas por hombres, debido a la falta de modelos a seguir. En Ciencias de la Vida, está más equilibrado, algo más del 50% son mujeres. Aun así, llega un punto, a medida que se madura, en que esta tendencia empieza a invertirse, el famoso "efecto tijera". ¿Por qué? Está claro, la conciliación familiar. Al final, por desgracia, las mujeres siguen teniendo que elegir entre formar una familia o dedicarse a la investigación. ¿Por qué tienen que elegir? Porque la carrera investigadora, tal y como funciona actualmente, es muy competitiva y exige una dedicación casi exclusiva. Esto entra en conflicto con la vida familiar.
La decisión de hacerse a un lado cuando los hijos son pequeños es el lastre que sigue afectando negativamente a las mujeres en cuanto a su promoción. Es necesario un cambio social amplio, que enseñe la igualdad desde la cuna.
El mayor estudio sobre la presencia de las mujeres en los materiales educativos, realizado por Ana López-Navajas, revela que actualmente sólo representan el 7,5% de las apariciones en las asignaturas de la enseñanza obligatoria. En su caso, ¿qué llevó a la adolescente María a decidirse y fascinarse por el mundo de la ciencia? ¿Hubo modelos a seguir?
Pues no, porque como bien has dicho, había pocas. Había iconos como Marie Curie que, haciendo un paréntesis, parece que para que una mujer sea un modelo a seguir tiene que tener un Premio Nobel; está claro que los raseros son distintos. Lo que me llevó a decidirme fue la fascinación por participar en la investigación, entender cómo funcionan los procesos biológicos. Cuando estaba en el instituto, recuerdo que en una clase de biología explicaron cómo se procesa el azúcar para convertirlo en energía; me pareció tan fascinante que pensé: "Quiero saber más sobre esto".
¿Quién o qué le inspira a seguir hoy en este sector?
No haber perdido la curiosidad; eso es esencial, ni la capacidad de asombrarse y fascinarse por un descubrimiento.
Según los datos sobre percepción social de la ciencia de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del año pasado, ha aumentado el grado de interés por los temas de ciencia y tecnología. También encontramos entre los temas de mayor interés la alimentación y el consumo (62,6%). El CRAG apuesta por la comunicación; de hecho, esta entrevista existe gracias a la presencia de este departamento, un equipo dirigido por otra mujer, Muriel Arimon. ¿Por qué cree que una institución como el CRAG debe invertir en comunicación científica? ¿Qué aportaciones cree que ofrece este departamento?
Por varias razones. Una de ellas es que una de las actividades del CRAG es generar conocimiento, que puede traducirse en herramientas que mejoren la vida de las personas. Y esto hay que comunicarlo. Generar conocimiento es el primer paso para poder generar soluciones innovadoras y rompedoras. Creemos que la sociedad necesita estar informada para tomar decisiones con conocimiento de causa;
Por otro lado, estamos convencidos de que la sociedad debe implicarse en hacia dónde nos dirigimos, cuáles son las soluciones y estrategias que necesitamos para afrontar los cambios que estamos experimentando en relación con el cambio climático y otros muchos aspectos
Los investigadores, a veces, no somos muy buenos comunicadores. Operamos en áreas muy especializadas donde necesitamos un lenguaje, bajar ese lenguaje para que la sociedad lo entienda, requiere habilidades donde el oficio de comunicador es esencial.
El CRAG es un centro de investigación genética. ¿Qué les diría a quienes sienten aprensión por este sector?
Consulten foros de expertos, sean críticos con las fuentes donde reciben la información, asistan a charlas de divulgación y expresen todas sus dudas con la mente abierta, siendo receptivos, preguntando, participando... Acudan a páginas web especializadas como la que acabamos de lanzar desde el CRAG. Encontrarán mucho material de divulgación para informarse sobre estos temas tan preocupantes y fundamentales para los retos inmediatos.
¿Le gustaría compartir su línea de investigación dentro del centro? ¿Cuáles son sus objetivos?
Nos interesa entender cómo funcionan las proteínas. Utilizando una metáfora, las proteínas serían como los trabajadores y las máquinas de la célula. Para que una célula funcione, y por tanto todo el organismo, es necesario que la proteína haga su trabajo, en el momento adecuado, con el esfuerzo adecuado y en el lugar adecuado dentro de la célula. Y todo esto está muy regulado, que es lo que estudiamos.
Si entendemos cómo funcionan estos "trabajadores celulares", podemos generar estrategias para mejorar su actividad. El resultado es una planta más robusta, con mayor productividad o que crece mejor en entornos adversos. En otras palabras, proporcionamos herramientas para que la agricultura sea más sostenible.
¿Objetivos futuros del CRAG?
El CRAG tiene tres actividades principales: una es generar conocimiento en diferentes áreas, no sólo con plantas sino también con animales de granja; otra es la transferencia de conocimiento. Lo hacemos de diferentes maneras, por ejemplo, el año pasado lanzamos nuestra primera startup, también colaboramos con empresas para mejorar sus procesos, proporcionándoles las últimas herramientas de edición genética, imprescindibles para generar nuevas variedades adaptadas al cambio climático.
Se trata de un tema de gran actualidad, ya que se están dando pasos a escala europea para adoptar una nueva legislación sobre organismos modificados genéticamente, ¿no?
Sí, porque es una legislación que no se adapta a una tecnología que ya se está implantando en casi todo el mundo, excepto en Europa.
¿Cuál es la tercera actividad principal del CRAG?
El tercer pilar es la educación. Participamos en la divulgación a la sociedad. En las escuelas, para sembrar la semilla de la curiosidad; a nivel universitario, coordinamos un máster en la Universidad Autónoma de Barcelona sobre biología vegetal, genómica y biotecnología.
Por último, ¿qué le diría a esa chica que ahora duda si estudiar dentro del mundo de la ciencia porque cree que no es su sitio?
Le diría que no tenga miedo, que no tenga complejos ni escuche a quienes le dicen que no puede, que siga sus instintos. Al final, seguir una carrera científica es una aventura fantástica. Contribuye mucho como persona a comprender el mundo que le rodea y le proporciona habilidades de pensamiento crítico que le servirán en cualquier cosa que haga en su vida. Por tanto, si le interesa, adelante.
Muchas gracias, María.